June 22, 2013


Antes de analizar un poema, hagamos una reseña de lo que es en cuanto a su estructura

 EL POEMA

El Poema es la expresión artística de una idea, el contexto lingüístico donde se alcanza los máximos valores del lenguaje, como significante y significado, con un ritmo pleno, con unidad estructural y esencial. El Poema es la obra en verso, o perteneciente por su género, aunque esté escrita en prosa, a la esfera de la poesía. Tradicionalmente se deja este nombre a las que son de alguna extensión: poema épico, dramático. El poema en prosa es un subgénero literario al que pertenecen obras en prosa, normalmente cortas y de refinada composición, que expresan sentimientos análogos a los de un poema lírico. Los tiempos en los que se sitúa el poeta son presente, pasado y, pocas veces, futuro que no es el tiempo de la emoción más directa. Incluso cuando se siente añoranza o melancolía por el pasado, esa emoción se siente desde el presente, y lo mismo puede decirse del temor al futuro.   Los poemas se clasifican de acuerdo a lo siguiente:

 
1.            El número de versos que forman una estrofa (es un conjunto de versos que se repiten    periódicamente según cierta medida)

2.            La armonía que el verso le imprime a la estrofa

3.            El número de estrofas que contiene el poema.

4.            La métrica.

5.            La rima.

Clasificación de los poemas:

 1.       El número de versos

Los versos se clasifican según su medida. Los versos de entre dos y ocho sílabas se llaman de ARTE MENOR y los de nueve en adelante de ARTE MAYOR.

 Verso de arte menor:

2 sílabas: bisílabos

3 sílabas: trisílabos

4 sílabas: tetrasílabos

5 sílabas: pentasílabos

6 sílabas: hexasílabos

7 sílabas: heptasílabos

8 sílabas: octosílabos

 
Verso de arte mayor:

9 sílabas: eneasílabos

10 sílabas: decasílabos

11 sílabas: endecasílabos

12 sílabas: dodecasílabos

13 sílabas: tridecasílabos

14 sílabas: alejandrinos

 
2.       La armonía

No es suficiente con cuidar la medida y la rima de los versos.  Para que una poesía sea totalmente bella, sus versos han de tener eso que se llama  armonía acentual.  Cada verso tiene una melodía interior que está en relación con el tipo de acentuación de las palabras.  El acento de las sílabas podemos compararlo con las notas musicales: Sílabas tónicas = notas agudas.  Sílabas no tónicas = notas musicales menos agudas o bajas.

 
3.       El número de estrofas

Estas se clasifican en:

-          Monoestróficos: Los formados por una sola estrofa.

-          Poliestróficos: Los que contienen más de una estrofa.

Monoestroficos:
Una sola estrofa puede considerarse un poema si encierra un pensamiento completo y a estos se le conoce como monoestroficos.

Poliestroficos:
Las estrofas de los poemas poliestróficos deben mantener entre sí una semejanza armónica, aunque se utilicen tipos de estrofas diferentes; rasgos estructurales comunes, y la completa expresión del pensamiento.

a)      Poemas poliestróficos sueltos: Son los que contienen estrofas definidas, independientes, pero simétricamente unitarias y, en su conjunto, expresando el pensamiento completo. Como por ejemplo el soneto.

 
b)      Poemas poliestróficos encadenados: Son los que contienen estrofas definidas, independientes, pero ensambladas no sólo por la unidad temática sino también por un verso o conjunto de versos que se repiten al final de cada estrofa y sirven de enlace durante todo el poema, formando una unidad armónica de pensamiento y forma. Como por ejemplo poemas con estribillo.

 

c)       Poemas poliestróficos paralelísticos: Son los que contienen estrofas unidas por un enlace que aparece desde el principio del poema en una semi estrofa cuyo último verso tiene autonomía conceptual, este último verso se repite al final de cada estrofa y unifica los diversos pasajes que forman el poema. Como por ejemplo la canción sefardí.

      d)      Poemas poliestróficos engarzados: Son los que repiten, al final de las sucesivas estrofas, los   versos de la primera. Así en la segunda estrofa, al final, repite el primer verso de la primera estrofa; en la tercera estrofa, al final, el segundo verso de la primera estrofa, etc. Otra forma de versos engarzados es repitiendo en todas las estrofas cada una de las palabras finales de los versos de la primera estrofa. Como por ejemplo la glosa, la sextina.

 
4.       La metrica

La métrica se ocupa de la formación rítmica de un poema. Cuando se trata de prosa, se trata de prosa rítmica. El estudio métrico comprende tres partes fundamentales: el verso, la estrofa y el poema. La métrica también es la cantidad de sílabas en las que se divide un verso.

 
5.       La Rima

 a). Ovillejo: composición típica de diez versos cuya forma normal consiste en tres de octosílabos y quebrados, a los cuales sigue una redondilla que termina su mando los trece versos cortos.

b). Soneto: es una combinación de dos estrofas. Consta de dos cuartetos y dos tercetos. El tipo clásico tiene los versos endecasílabos, los dos cuartetos con las mismas rimas y los tercetos con rimas alternas.

c). Romance: composición de origen anónimo popular, genuinamente hispánica, que consta de un número indeterminado de versos octosílabos, quedando los impares libres y concertando con un mismo asonante los pares. Solían tratar temas narrativos procedentes de los cantares de gestas pero también sentimientos de índole lírica. Los romances populares antiguos y modernos admiten la mezcla de asonancia y consonancia.

 d.) Endecha o romancillo: está formados hexasílabos y es similar al Romance.

 
Ahora que ya tenemos una mejor idea de lo que es un poema vallamos a analizar uno del poeta Rubén Darío.

 
 
Rubén Darío

(Metapa, 1867 - León, 1916) Seudónimo del gran poeta nicaragüense Félix Rubén García Sarmiento, iniciador y máximo representante del Modernismo hispanoamericano. Su familia era conocida por el apellido de un abuelo, "la familia de los Darío", y el joven poeta, en busca de eufonía, adoptó la fórmula "Rubén Darío" como nombre literario de batalla.


Rubén Darío

Con una dichosa facilidad para el ritmo y la rima creció Rubén Darío en medio de turbulentas desavenencias familiares, tutelado por solícitos parientes y dibujando con palabras en su fuero interno sueños exóticos, memorables heroísmos y tempestades sublimes. Pero ya en su época toda esa parafernalia de prestigiosos tópicos románticos comenzaba a desgastarse y se ofrecía a la imaginación de los poetas como las armas inútiles que se conservan en una panoplia de terciopelo ajado. Rubén Darío estaba llamado a revolucionar rítmicamente el verso castellano, pero también a poblar el mundo literario de nuevas fantasías, de ilusorios cisnes, de inevitables celajes, de canguros y tigres de bengala conviviendo en el mismo paisaje imposible.

Casi por azar nació Rubén en una pequeña ciudad nicaragüense llamada Metapa, pero al mes de su alumbramiento pasó a residir a León, donde su madre, Rosa Sarmiento, y su padre, Manuel García, habían fundado un matrimonio teóricamente de conveniencias pero próspero sólo en disgustos. Para hacer más llevadera la mutua incomprensión, el incansable Manuel se entregaba inmoderadamente a las farras y ahogaba sus penas en los lupanares, mientras la pobre Rosa huía de vez en cuando de su cónyuge para refugiarse en casa de alguno de sus parientes. No tardaría ésta en dar a luz una segunda hija, Cándida Rosa, que se malogró enseguida, ni en enamorarse de un tal Juan Benito Soriano, con el que se fue a vivir arrastrando a su primogénito a "una casa primitiva, pobre y sin ladrillos, en pleno campo", situada en la localidad hondureña de San Marcos de Colón.

No obstante, el pequeño Rubén volvió pronto a León y pasó a residir con los tíos de su madre, Bernarda Sarmiento y su marido, el coronel Félix Ramírez, los cuales habían perdido recientemente una niña y lo acogieron como sus verdaderos padres. Muy de tarde en tarde vio Rubén a Rosa Sarmiento, a quien desconocía, y poco más o menos a Manuel, por quien siempre sintió desapego, hasta el punto de que el incipiente poeta firmaba sus primeros trabajos escolares como Félix Rubén Ramírez.

Durante su primeros años estudió con los jesuitas, a los que dedicó algún poema cargado de invectivas, aludiendo a sus "sotanas carcomidas" y motejándolos de "endriagos"; pero en esa etapa de juventud no sólo cultivó la ironía: tan temprana como su poesía influida por Bécquer y por Victor Hugo fue su vocación de eterno enamorado. Según propia confesión en la Autobiografía, una maestra de las primeras letras le impuso un severo castigo cuando lo sorprendió "en compañía de una precoz chicuela, iniciando indoctos e imposibles Dafnis y Cloe, y según el verso de Góngora, las bellaquerías detrás de la puerta".

Antes de cumplir quince años, cuando los designios de su corazón se orientaron irresistiblemente hacia la esbelta muchacha de ojos verdes llamada Rosario Emelina Murillo, en el catálogo de sus pasiones había anotado a una "lejana prima, rubia, bastante bella", tal vez Isabel Swan, y a la trapecista Hortensia Buislay. Ninguna de ellas, sin embargo, le procuraría tantos quebraderos de cabeza como Rosario; y como manifestara enseguida a la musa de su mediocre novela sentimental Emelina sus deseos de contraer inmediato matrimonio, sus amigos y parientes conspiraron para que abandonara la ciudad y terminara de crecer sin incurrir en irreflexivas precipitaciones.

La obra de Rubén Darío

Su poesía, tan bella como culta, musical y sonora, influyó en centenares de escritores de ambos lados del océano Atlántico. Darío fue uno de los grandes renovadores del lenguaje poético en las Letras hispánicas. Los elementos básicos de su poética los podemos encontrar en los prólogos a Prosas profanas, Cantos de vida y esperanza y El canto errante. Entre ellos es fundamental la búsqueda de la belleza que Rubén encuentra oculta en la realidad. Para Rubén, el poeta tiene la misión de hacer accesible al resto de los hombres el lado inefable de la realidad. Para descubrir este lado inefable, el poeta cuenta con la metáfora y el símbolo como herramientas principales. Directamente relacionado con esto está el rechazo de la estética realista y su escapismo a escenarios fantásticos, alejados espacial y temporalmente de su realidad.

Enteramente inquieto e insatisfecho, codicioso de placer y de vida, angustiado ante el dolor y la idea de la muerte, Darío pasa frecuentemente del derroche a la estrechez, del optimismo frenético al pesimismo desesperado, entre drogas, mujeres y alcohol, como si buscara en la vida la misma sensación de originalidad que en la poesía o como si tratara de aturdirse en su gloria para no examinar el fondo admonitor de su conciencia. Este "pagano por amor a la vida y cristiano por temor de la muerte" es un gran lírico ingenuo que adivina su trascendencia y quiere romper el cerco tradicional de España y América: y lo más importante es que lo consigue. Es necesario romper la monótona solemnidad literaria de España con los ecos del ímpetu romántico de Victor Hugo, con las galas de los parnasianos, con el "esprit" de Verlaine; los artículos de Los raros (1896), de temas preponderantemente franceses, nos hablan con claridad de esta trayectoria.
 

Tarea:

Lean este poema y analice su contenido de acuerdo a la clasificación que se explicó anteriormente.

 Nocturno

a Mariano de Cavia

Los que auscultasteis el corazón de la noche,
los que por el insomnio tenaz habéis oído
el cerrar de una puerta, el resonar de un coche
lejano, un eco vago, un ligero ruido...

En los instantes del silencio misterioso,
cuando surgen de su prisión los olvidados,
en la hora de los muertos, en la hora del reposo,
¡sabréis leer estos versos de amargor impregnados!...

Como en un vaso vierto en ellos mis dolores
de lejanos recuerdos y desgracias funestas,
y las tristes nostalgias de mi alma, ebria de flores,
y el duelo de mi corazón, triste de fiestas.

Y el pesar de no ser lo que yo hubiera sido,
y la pérdida del reino que estaba para mí,
el pensar que un instante pude no haber nacido,
¡y el sueño que es mi vida desde que yo nací!

Todo esto viene en medio del silencio profundo
en que la noche envuelve la terrena ilusión,
y siento como un eco del corazón del mundo
que penetra y conmueve mi propio corazón.